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Danos refugio en el último juicio,
y que con Dios que no tiene principio,
y con su Hijo que no tiene término,
y con el de ambos salido Paráclito,
fuera del tétrico pozo tartáreo,
juntos al coro santísimo angélico,
limpios de culpa, ya dueños del gozo,
en recompensa y por ti conducidos,
al paraíso lleguemos con votos
píos.